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TRANSCRIPCION
Bienvenidos una vez más a Unos mates con Alex, el podcast argentino para practicar español y para aprender un poco más sobre la cultura de mi país.
Para empezar este episodio, te voy a pedir que te imagines que estás manejando por una ruta en el medio del campo en Argentina.
Miras al costado de la ruta y no ves ninguna ciudad, ninguna civilización, ni tampoco ves autos.
Solo campo, caballos y casas de madera.
Cuando de repente te encontrás con personas que parecen salidas de otra época.
Hombres que visten sombreros y tiradores.
Y mujeres con vestidos largos que usan pañuelos en la cabeza.
Y que entre ellos hablan un idioma que no entendés.
Entonces te preguntas a vos mismo,¿Dónde estoy?
Felicidades, llegaste a una colonia Menonita.
¿Por qué se visten así?
¿Están ocultando algo?
¿ Forman parte de una secta?
O simplemente viven de una manera diferente al resto del mundo.
Quédate que te cuento.
Para conocer un poco más sobre esta comunidad, tenemos que viajar un poco en el tiempo.
Ir hacia atrás, tal vez unos 500 años, a la Europa del siglo XVI, donde todo era muy diferente a como lo conocemos hoy.
La iglesia católica era muy poderosa y nadie se atrevía a pensar distinto, hasta que un grupo de personas empezó a revelarse ante este poder.
Querían una religión más simple, que sea más cercana a Dios y de esta manera vivir en paz, sin guerras y sin violencia.
Este grupo de personas estaba en contra del bautismo de la iglesia católica, ya que para ellos el bautismo no debía ser realizado cuando la persona es un bebé, sino que debería ser una elección de adulto consciente.
Este grupo fue conocido como los anabaptistas, un grupo radical para su época.
Fueron perseguidos, torturados y muchos murieron por querer transmitir sus ideas, hasta que llegó un hombre que cambió todo, Menno Simons.
Menno era un sacerdote católico holandés que con el tiempo comenzó a tener dudas sobre su religión y sobre su fe, hasta que finalmente termina dejando la iglesia.
Se unió a los anabaptistas y fue tan influyente que se terminó convirtiendo en su líder, pero no cualquier líder, uno que predicaba la paz, la compasión y el amor.
Gracias a él, el grupo encontró una dirección.
Fue tanta su influencia que con el tiempo la gente comenzó a llamarlos los de menos, o mejor dicho, los Menonitas.
Los seguidores de menos o Menonitas no querían pelear ni creían en la guerra como la solución a los problemas, solamente querían vivir en paz según su fe.
Pero esa paz no era fácil de encontrar en aquellos tiempos.
Eran vistos como peligrosos por los gobiernos, las iglesias oficiales y hasta por sus propios vecinos.
Primero, muchos Menonitas fueron refugiándose en Alemania.
Luego, en el este de Europa, especialmente en Prusia, una antigua región de Europa, que hoy en día es parte de Polonia y de Alemania.
Y más tarde se ubicaron en Ucrania y en Rusia.
En estos lugares, los gobiernos les ofrecían tierras y libertad religiosa a cambio de trabajar el campo y desarrollar las zonas rurales.
Pero esa paz también fue temporal.
En el siglo XIX, el gobierno ruso empezó a cambiar un poco las reglas.
Los querían obligar a hacer el servicio militar, y eso para los Menonitas era imposible ya que iba en contra de sus principios.
Así que otra vez tuvieron que hacer las valijas y marcharse.
Pero esta vez el viaje fue un poco más largo.
Tuvieron que cruzar el océano para emigrar al continente americano.
Muchos de ellos se establecieron en Canadá y en los Estados Unidos, en lugares donde podían seguir sus costumbres.
Trabajar la tierra, vivir en comunidad y practicar su religión.
Pero incluso en América del Norte, con el tiempo, también surgieron conflictos que lo hicieron abandonar la tierra nuevamente.
Entonces, nuevos grupos buscaron países aún más tranquilos y aislados.
Y así fue como llegaron hacia América Latina.
A partir de los años 20, miles de menonitas se instalaron en México, Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay y también llegaron a la Argentina.
En estos países, fundaron colonias rurales lejos de las ciudades y allí finalmente pudieron vivir con sus propias reglas.
Los menonitas son una de las comunidades más enigmáticas y fascinantes del mundo.
Una mezcla de fe, de historia y un poco de misterio.
Un grupo que a pesar del tiempo sigue diciendo preferimos vivir como creemos y no como vive el resto del mundo.
Después de siglos de viajes, de cruzar océanos, de escapar de guerras y persecuciones, los menonitas llegaron al fin del mundo, o más bien, a la Argentina.
A una tierra tranquila, casi vacía, con cielos infinitos y vientos constantes.
Encontraron su hogar en una provincia que lleva el nombre de La Pampa.
Un lugar muy tranquilo y rural, donde podían vivir libremente y trabajar en tareas de campo.
Fue en 1986 cuando llegaron las primeras familias menonitas al sur de esta provincia argentina.
Venían principalmente de México, de Canadá y de Bolivia.
Pero sus raíces estaban mucho más lejos, en la lejana región del Volga, en Rusia.
Se instalaron a 200 kilómetros al sur de Santa Rosa, la capital de La Pampa, cerca de un pueblo llamado Huatrache, nombre que en lengua indígena significa gente de panza.
Allí fundaron una comunidad cerrada y silenciosa, casi invisible para el resto del país.
Hoy en día son alrededor de 230 familias, lo que equivale a unas 1600 personas.
Parece poco, pero en una zona tan poco poblada como la provincia de La Pampa, su presencia se nota.
Los vecinos lo describen como trabajadores incansables, pacíficos y humildes.
Aman el campo.
Trabajan desde edades muy tempranas junto a su familia.
Su día comienza al amanecer y sus manos siempre están ocupadas, ya sea en el tambo produciendo leche y queso, puede ser también en la carpintería haciendo muebles de cocina y placares, o en los cultivos como la papa o la calabaza.
Se calcula que en promedio producen mil litros de leche por día.
Los domingos no trabajan, van a la iglesia por la mañana y por la tarde se reúnen con la familia y descansan.
Ellos son cristianos protestantes, creen en Dios y en Cristo, pero no en la Virgen María ni en los Santos, ya que rechazan los símbolos religiosos y también el uso de armas o el servicio militar.
Dentro de su comunidad hablan un idioma propio, el alemán bajo, idioma que utilizaban en el antiguo estado de Prusia, aunque también entienden y hablan el español.
La educación llega hasta el séptimo grado y después los chicos empiezan a trabajar.
A los 12 años los varones se suman al trabajo del campo con sus padres y las nenas aprenden con sus madres a cuidar de la casa y también algunos oficios como coser, bordar o incluso hasta criar a sus hermanos.
Su relación con el resto del mundo es casi inexistente, son una comunidad cerrada, no les gusta hablar de su religión, no permiten que los filmen o que los fotografíen sin permiso y aunque viven cerca del pueblo de Guatrache, a tan solo 35 kilómetros no se mezclan con las demás personas.
Van al pueblo para hacer trámites, comprar cosas, ir al hospital o incluso para hacer negocios, pero siempre mantienen cierta distancia.
Si alguien de afuera quiere casarse con una mujer menonita, tiene que volverse parte de la comunidad, aceptar su estilo de vida, su religión y también su rutina.
Y aunque parece un sistema firme, no es perfecto.
Hoy muchos jóvenes sienten curiosidad por el mundo exterior.
Se preguntan qué hay más allá de su propia comunidad.
Algunos logran escapar, otros se quedan, pero con algunas dudas.
Y este es el contraste entre la tradición y el presente, que hace que poco a poco la comunidad empiece a estar en peligro.
Ahora bien, la pregunta que me hice cuando comencé a investigar sobre esta comunidad, era de por qué deciden vivir como en el siglo XVI.
Cuando vemos por primera vez a una comunidad menonita, parece que es una comunidad atrapada en el tiempo.
No tienen autos, no utilizan la electricidad y tampoco utilizan celulares, como lo hacemos la mayoría de las personas hoy en día.
Podemos notar también que en sus casas son simples, hechas de madera, que no utilizan ropa moderna, sino que ellos mismos fabrican su propia ropa.
Y también podemos observar que para transportarse utilizan carros tirados a caballo.
¿ Por qué eligen vivir así?
La respuesta puede ser difícil, pero en realidad no lo es.
Los Menonitas tienen este estilo de vida porque quieren.
Por su propia decisión, ellos decidieron no adoptar un estilo de vida moderno, ya que según sus creencias el ritmo de vida de la actualidad puede atentar contra lo que realmente ellos consideran importante.
La familia, la comunidad, la espiritualidad y también el trabajo.
Prefieren una vida más sencilla, sin distracciones, donde cada persona tenga un rol dentro de la comunidad y donde todos se ayuden y el contacto con la tierra sea parte de la rutina diaria.
Y aunque no todos los Menonitas viven de esta manera, porque hay muchos grupos diferentes, los más tradicionales piensan que el progreso no siempre es algo bueno.
Para ellos, la tecnología puede hacer que se rompan los lazos familiares, traer violencia, individualismo o incluso tentaciones.
Está bien, mejor nos quedamos con lo que ya sabemos que funciona.
Es una forma de proteger un poco su identidad, de mantenerse fieles a su fe, aunque el mundo vaya cambiando a su alrededor.
Para ellos, vivir con lo mínimo no es un sacrificio, es una forma de libertad.
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Gracias por estar del otro lado.
Seguimos.
Cuando empecé a investigar sobre los menonitas, me encontré con muchas preguntas, comentarios e ideas que circulan en internet o entre quienes apenas lo conocen.
Algunas cosas que se dicen sobre ellos suenan increíbles, otras parecen un poco exageradas y otras son simplemente falsas.
Pero lo cierto es que, como pasa con muchas comunidades cerradas, hay una mezcla de realidad, tradición y de mitos que hacen que su mundo sea aún más enigmático.
Por ejemplo, hay quienes dicen que los menonitas no pueden hablar con nadie del exterior, y eso no es exactamente correcto.
La realidad es que sí hablan con personas externas, ya que van a los pueblos, hacen negocios, van al hospital, pero eso sí, suelen ser reservados.
No es que esté prohibido hablar con ellos, sino que no les gusta contar mucho sobre su religión o su vida privada.
Son más bien tímidos, discretos, no por reglas estrictas, sino porque así eligen vivir.
También escuché que no se pueden sacar fotos o grabarlos, y eso en la mayoría de los casos es verdad, aunque hay excepciones.
No les gusta ser fotografiados, y en muchas de sus colonias directamente lo prohíben, ya que son muy reservados y no quieren destacar ni llamar la atención.
Prefieren pasar desapercibidos.
Otra curiosidad que me sorprendió es que toda su ropa es fabricada por ellos mismos.
Las mujeres Menonitas cocen la ropa de toda su familia y siempre con los mismos modelos.
Ropa simple, sin colores brillantes, sin adornos, porque ante los ojos de Dios todos deben ser iguales.
La ropa no es una forma de expresarse, como lo es para muchos de nosotros, sino una forma de mostrar humildad.
Y esta es una sorpresa que no muchos conocen, pero muchos Menonitas, en Argentina, toman mate.
Aunque viven aislados, aunque siguen normas estrictas, muchos adoptaron el mate como costumbre local.
Lo toman en sus momentos de descanso y es parte de su vida también acá en Argentina.
Así que sí, en sus negocios, en sus locales, también puedes conseguir bombillas y termos para tomar mate.
Ahora bien, algunos dicen que los Menonitas no saben nada de lo que pasa en el mundo.
Y esto es parcialmente cierto.
Como no tienen televisión, radio, internet, no siguen las noticias del día a día.
No están al tanto de la política, ni de las crisis económicas, ni de las modas.
Esto, claro, les puede traer algunos problemas.
Por ejemplo, con los trámites, con el valor de sus productos.
Los precios en Argentina suelen cambiar muchísimo.
O también con información básica.
Pero también es parte de su propia elección.
Viven con menos ruido, menos información.
Por lo tanto, tienen más tranquilidad.
Sobre el uso de la electricidad, la mayoría directamente no la usa.
No tienen luz eléctrica en las casas, ni siquiera electrodomésticos.
Pero como todo, también hay excepciones.
Algunas colonias más flexibles usan algunos generadores para refrigerar alimentos, o incluso para trabajar en sus talleres.
No es una prohibición total, sino un uso limitado.
Usan lo justo y necesario.
No rechazan la electricidad porque sí, sino porque creen que pueden traer comodidades que los alejan de lo esencial.
Y quizás la pregunta más delicada de todas.
¿Es verdad que los jóvenes quieren irse de esta colonia?
Y sí, en algunos casos sí.
No todos, pero muchos sienten curiosidad por ver el mundo exterior.
Algunos se escapan, otros se quedan, pero tienen dudas.
Es un conflicto silencioso que está ahí presente.
Entonces, ¿Quiénes son los Menonitas?
¿Una comunidad misteriosa?
¿Un grupo atrapado en el tiempo?
¿Una sociedad alternativa?
Tal vez sea todo esto.
O tal vez sea simplemente personas que decidieron vivir de otra manera.
Una forma de vida más lenta, más sencilla y más silenciosa.
Una vida que para muchos de nosotros parece casi imposible, pero que para ellos es un símbolo de libertad.
Ahora también te quería preguntar.
¿Conocías esta comunidad antes del episodio de hoy?
¿Sabías sobre su origen o sobre su estilo de vida?
A veces, cuanto menos conocemos algo, más lo imaginamos.
Y lo que imaginamos no siempre es cierto.
Podes responder estas preguntas en los comentarios o me puedes enviar un mensaje al Instagram del podcast @unosmatesconalex
Y así, de esta manera, entre caminos de tierra, acentos del norte de Europa y caballos que todavía tiran carros, terminamos este viaje a una Argentina poco conocida.
Una Argentina donde el tiempo parece haberse detenido, pero donde late en silencio otra forma de entender la vida.
Los Menonitas nos muestran algo que quizás olvidamos.
Que no todo tiene que ser rápido, inmediato y conectado.
Que a veces, en el silencio también hay respuestas.
Y que vivir diferente no siempre significa estar equivocado.
Gracias por acompañarme hasta acá.
Soy Alex y esto fue otro episodio de Unos mates con Alex.
Hasta la próxima.
GLOSARIO
Manejar: Conducir un vehículo. En algunos países se dice “conducir”, pero en Argentina se usa más “manejar”.
Ruta: Carretera o camino largo que conecta diferentes lugares.
Civilización: Sociedad organizada con estructuras como ciudades, gobierno, tecnología, etc.
Tiradores: Tiras de tela o cuero que se usan para sostener los pantalones, conocidos también como “suspenders” en inglés.
Pañuelos: Pedazos de tela que se usan en la cabeza o el cuello, en este caso como prenda tradicional.
Menonita: Miembro de una comunidad religiosa cristiana que valora la vida sencilla, el pacifismo y la autosuficiencia.
Humildes: Personas modestas, que no presumen y que viven con sencillez.
Tambo: Establecimiento rural donde se produce y procesa leche.
Alemán bajo: Variedad del idioma alemán hablada por algunos menonitas, también conocida como “Plautdietsch”.
Mate: Infusión tradicional argentina hecha con hojas de yerba mate. Se toma en un recipiente del mismo nombre y con una bombilla (sorbete de metal).